

Los primeros rayos del sol, jugando con el rocío de la mañana, dibujan trazos con los colores de las flores del prado, con el verde sereno de las enredaderas que suben por los troncos de los árboles del bosque.
Se escuchan aleteos, risas y voces joviales entre los jirones de la niebla que se levanta.
Las ninfas de las flores cantan al día que acaba de nacer...
No hay dos iguales, son portadoras de bondad y magia ancestral.
Escúchalas, alguna de ellas, con toda seguridad, susurra tu nombre.


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